Jorí Gáratsu 彫唐津 (Cerámica Káratsu)
Entre 1603 y 1610 parece que alguien
encarga a un taller que cocía en el horno Jandoo gamé shimoyoo 飯洞甕下窯 (también llamado Jandoo gamé shitáyoo. Empezó a funcionar en la
dinastía Guencoo, ó Guenquioo, 元亨 1321-24, finales de la
época Camacura 鎌倉時代 1185-1334. Algunas
fuentes dicen que el horno se cerró en 1594, y no coinciden las
fechas. Es
un horno ascendente en forma de bambú
cortado a la larga, una sola cámara en su interior, de 18,4 mts. Fue uno de los
primeros hornos de la cerámica Káratsu, y del sistema Kishídaké. Y quizás
también uno de los primeros en hacer E Gáratsu. No está claro si pertenecía
al señorío o era privado, pero teniendo en cuenta su proximidad con
el castillo Kishídaké es fácil imaginar que sería dirigido por el daimio del
momento. Hay datos en la entrada Cerámica Káratsu) estos singulares recipientes, que por su
tamaño están más próximos a cuencos que a chauanes para té que es lo que se les
considera. Actualmente solo quedan 10 de ese tiempo. A la vista de su forma y
esmalte es fácil relacionarlos con sus contemporáneos Shino
chauán 志野茶碗 (época Momóyamá 1575-1603) de la cerámica Mino.
Los “jorí gáratsu” (podríamos traducir su nombre por Cáratsu Grabado) son un grupo más dentro de la compleja
Cerámica Cáratsu. Lo más llamativo son las X que llevan grabadas sobre su
cuerpo, mediante herramienta, en trazos profundos y enérgicos.
De forma cilíndrica, muy pesados por sus gruesas paredes, se han
hecho al torno empleando una pasta de grano grueso que provoca la formación de
texturas en su superficie. La parte
inferior de la pieza forma un ángulo recto hacia su base que es baja y ancha,
redonda y doble.
El borde de la boca de estos chauanes tiene tres variedades. Una
de ellas, la llamada Cuatro aristas acariciadas (“nadeshijoo” 撫四方 pasar la mano o acariciar+cuatro vértices) tiene forma casi
rectangular con sus cantos suavizados, no agudos. Otra
posibilidad, también rectangular, es con las Cuatro aristas ligeramente
hundidas (“yojoo
irishumí” 四方入隅). Y por último la redondeada.
En general el esmalte lo aplicaban totalmente, incluso en el
interior de la base, en cuyo caso obligaba al ceramista a elevar la pieza para
que no quedara adherida al horno, y para ello utilizaban como soporte tres
conchas de “akagai” (Anadara broughtonii).
Se dice que el feldespato es el único componente en el esmalte empleado, de alta temperatura, pero como en el Shino antes citado, es casi obligatoria una cantidad de ceniza arbórea, o incluso cal, por ínfima que sea. Todo hace suponer que se buscaba el blanco, pero las fluctuaciones de la atmósfera durante la cocción en hornos de leña provocaba ligeras tonalidades ocre o níspero en la llama oxidante. Las piezas que nos quedan han adquirido una suave tonalidad marrón por el tanino y el uso continuado.

Joaquín Mira ..., y la valiosísima colaboración de Nagátsuká Kúmiko 長塚久美子.
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