Hornos Koyuuyoo 小十窯 (cerámica Káratsu).
Esta entrada amplía la de Cerámica Káratsu.
Dos hornos japoneses, llamados también “Coyuukanya
gama” 小十冠者窯 (pequeño+diez+corona+hombre
adulto+horno). Parece que empezaron a funcionar entre 1590 y 1610. Hacían
cerámica Káratsu (tiene entrada en este blog), época Momóyamá 安土桃山 (1575-1603).
En la zona Nashí Káwachi 梨川内 (pera
nashi+rio+interior) (nombre antiguo: Coyuukushu murá)
de la ciudad de Káratsu aparecieron los restos de dos hornos ascendentes
(“noborigama”).
La cámara de uno de ellos tiene 2,64 mts. de ancho y 1,85 de fondo. Y del otro
solo queda la fogaina.
Entre otras formas, al
torno fabricaron platos de tres tamaños, cuencos, morteros y jarrones. Y
tinajas y lebrillos obtenidos con la técnica “tataqui” (véase la
entrada Sueki de este blog)
Ahornaban apilando los
platos y cuencos separándolos con bolitas de un barro arenoso refractario que
con el tiempo varía de composición y tono de color. Los cuencos más grandes los elevaban del
suelo empleando conchas de moluscos o soportes cilíndricos hechos con la misma
pasta de la pieza. Y protegían la totalidad del suelo del horno con cáscara de
arroz.
Las piezas de ambos
hornos llevan aplicado un esmalte de cenizas con el que obtenían un color gris azulado, verde-ocre o también otro blanquecino.
Algunas de sus piezas (incensarios
pequeños, cuencos y platos) llevan simples dibujos con
colorante de hierro (“e gáratsu”).
A pesar de lo poquísimo que queda de la
obra de estos hornos se aprecia que su técnica va algo por detrás de la
evolución que siguió el resto de talleres de la cerámica Káratsu.
Kísaki Morítaká (木崎盛標, nace en 1711. Consejero militar de Mizuno Tadato 水野忠任, daimioo de Karatsu) en el apartado Sumario de cerámica (“Yaquí mono taigai” 焼物大概) de su manuscrito Ilustraciones de los productos de la provincia de Hizen (“Hizen cocú sanbutsu zucoo” 肥前国産物図考) de 1784 detalla las observaciones que hizo durante algo más de diez años de los principales medios de vida de Káratsu, provincia de Hizen. Se refiere a la caza de ballenas, a la extracción de carbón, a la fabricación de papel, al transporte marítimo …, un total de 23 modos de ganarse la vida.
Pero también
se refiere a la cerámica, y lo hace ampliamente: desde la preparación del
barro, el torneado, detalla su fabricación, el secado junto al fuego, y su
cocción con los hornos ascendentes prestando especial atención al control
en la cocción. Se fija en la producción de grandes tinajas, tan importantes
entonces para contener grano, líquidos, fabricar cerveza e incluso como urnas
funerarias. Incluso se refiere a las herramientas
empleadas por los ceramistas, todas con nombres coreanos.
Este militar planteó la idea de que esa tecnología cerámica había sido transmitida por Corea y relaciona históricamente la presencia de hornos de cerámica en esa zona Káratsu con cierto príncipe coreano, tomado como rehén por la emperatriz Jingu Coogoo 神功皇后 (alguno textos la llaman Shen Gong 169-269. Legendaria viuda del emperador Nakama. Regente desde la muerte de su esposo en 209 hasta que su hijo el emperador Ooyin accedió al trono en 269. Invadió Corea y pasados tres años regresó victoriosa a Japón. Su hijo nació después de su regreso. Son muchos los historiadores japoneses que rechazan la leyenda de su reinado y no ven más que una explicación del periodo de interregno) y obligado a vivir en la zona Coyuu Canya 小十冠者, razón por la que recibió el nombre de Coyiroo Canya 小次郎官者 (pequeño+nombre propio de varón+nombre de lugar).
El coreano construyó un horno para obsequiar con su obra a la emperatriz, y este podría haber sido el principio de lo que mucho más adelante sería la cerámica Káratsu. Pero …, y si la tal emperatriz no existió?
El cuenco de cabecera es quizás obra de uno de estos dos hornos. Dibujo con óxido de hierro.
Colección Municipal de Káratsu. Fragmento hornos Coyuuyoo.
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