Guangzhou, alfar estatal.
También reciben el
nombre de Bun In 分院. Y en japonés,
Cooshuu 広州官窯.
Estamos en Corea.
Se establecen estos talleres alrededor de 1460 a 1470. Los instalaron en la zona Cooshuu (¿Gongju? ¿Gwanyo?)
aprovechando que ya existían talleres privados y era muy apreciada su producción de “jácuyi” (porcelana blanca esmaltada con un transparente de alta).
La idea inicial era abastecer de buena cerámica a la corte imperial, y también
para los rituales relacionados con el confucianismo que era la base de su forma
de gobierno, de ahí que las piezas tengan un aspecto
austero y simple, y estuvieran restringidos los cambios en las decoraciones y
en las formas. Al principio se distribuían solo entre cierto nivel social.
El alfar estatal Guangzhou estaba formado por un horno principal (shugama主窯) para
la obra más cuidada que se entregaba al emperador y a su familia, y varios
hornos secundarios (uaquí gama 脇窯) para el trabajo menos delicado, del que se encargaba de su
distribución la Oficina Gubernamental “Bun In” (dividir+edificio oficial).
A lo largo de su historia los distintos alfares estatales fueron
organizaciones muy efectivas y supieron cubrir la demanda.
Desde mediados del siglo 15 hasta 1752, para solucionar el
problema de combustible, leña, cambiaban de emplazamiento trasladándose por
toda la zona Cooshuu. En un mismo lugar estaban durante periodos que van de
cinco a nueve años, con lo que aparecen restos de más de 205 hornos. En uno de
estos, en el llamado Guiusanli 牛三里 se
desenterró una inscripción sepulcral fechada en 1482, aparecieron restos de
jácuyi de tonalidad blanco nieve muy limpia, con dibujos azul cobalto u óxido
de hierro (“Tessa” 鉄砂. Se empezó a utilizar óxido de hierro ante la falta de asbolana,
óxido de cobalto) y los jácuyi con incrustaciones de
pastas de otro color (“zoogan jácuyi” 象嵌白磁).
Los hornos secundarios utilizaban algún tipo de soporte para
apilar las piezas, y en general, su elaboración era cuidadosa. A principios del
siglo 16 siguen produciendo piezas de buena calidad, sin embargo desde mediados
del siglo 16 los numerosísimos burócratas locales consiguen ser incluidos en la
lista de usuarios y como consecuencia se resiente la calidad. Y aparecen los
jácuyi de tonalidad ligeramente grisácea.
A principios del siglo 17, resultado de la larga guerra (invasión japonesa encabezada por Toyótomí Jideyoshi) y lo inestable de la situación política, los talleres estatales
se paralizaron hasta mediados del 17 en
que la situación política poco a poco se fue restableciendo. Aparecen nuevas tendencias,
como por ejemplo las bases de pared gruesa, pastas chamotadas para soporte de
las piezas, por lo que podemos deducir que querían obtener una producción más
abundante, ¿masiva? A finales del 17 renacieron el jácuyi de tonalidad blanco
lechoso y la porcelana blanca con dibujos en azul cobalto. Producción que se
mantiene hasta el siglo 18.
En 1752 se decidió asentarlo
definitivamente en la zona Bun In Ri, y se intentó impulsar la producción. En su primera etapa de establecimiento
la obra era muy parecida a la de épocas anteriores, pero poco a poco empezaron
a producir mayor variedad de piezas, como por ejemplo utensilios diarios,
artículos de escritorio etc.
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